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Meat is Murder: Inside the New Flesh

Meat is Murder: Inside the New Flesh

EL DOBLE

Las relaciones del individuo con su propio yo han ocupado un lugar destacado en la producción literaria desde el Romanticismo, teniendo su época dorada en la segunda mitad del siglo XIX. E.T.A. Hoffmann hizo de esta cuestión uno de sus temas favoritos. Así, en una de las dos únicas novelas que escribió, Los elixires del Diablo, se pueden observar algunos de los elementos que le obsesionaron y que, a nosotros, nos interesan muy especialmente. Por un lado, la pérdida de la identidad, el desdoblamiento del yo, y por otra parte, la aparición de las alucinaciones, del universo oscuro de la locura.

Así, con una novela escrita en 1815, Hoffmann estaba poniendo las bases de una problematica que iba a obsesionar a muy diversos escritores y cineastas que se caracteriza por una doble preocupación. Por una parte una disociación efectiva de las funciones psíquicas que lleva a una mentalidad esquizoide, unida a la asunción de la idea fija de la manía persecutoria que nos acerca a la paranoia. El carácter emblemático de esta novela lo vio Freud, cuando en su ensayo de 1919 la presentó como un ejemplo clarividente de lo que él entendía como “Lo siniestro”:  “Nos hallamos así, ante todo, con el tema del doble o del otro yo, es decir (...) con la identificación de una persona con otra, que pierde el dominio de su propio yo y coloca el yo ajeno en lugar del propio, o sea: desdoblamiento del yo, partición del yo, sustitución del yo.”

Carretera Perdida recoge como ningún otro film el tema del doble antitético, presente en la novela de Oscar Wilde El Retrato de Dorian Gray. La pugna de la conciencia de un individuo que intenta desembarazarse de su otro yo, en un movimiento de autodefensa contra la insoportable situación en la que se haya en la vida real.

Lost Highway, punta del iceberg del actual discurso posmoderno, es quizás la obra más emblemática y fascinante sobre el tema del doble antitético, pues configura un relato que actúa de manera somática sobre el espectador.

Carretera Perdida es el síntoma de una condición a la que a duras penas se escapa el hombre de nuestros días. Discurso freudiano al que David Lynch volvería años más tarde con Mulholland Drive, una de las representaciones más radicales acerca de la transformación cuya estética ha sido ya calificada como de  neogrotesque.


 

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