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El terror tiene forma: Miedo tras el 11-S (I)

El terror tiene forma: Miedo tras el 11-S (I)

LA AGONÍA POSTMODERNA

La idea del estudio de los cambios en la percepción y gestión del terror en las artes como disciplina es, precisamente, el intento de desarrollar  una comprensión sistemática de los mecanismos semióticos del terror, las diversas estrategias que adquiere el miedo para ser efectivo.  La influencia de los atentados acaecidos en Nueva York el 11 de septiembre de 2001 modifican en alto grado el modo de gestionar el terror en las sociedades occidentales y por ende se ve reflejado en el marco de sus artes. 

Intuimos que en el seno del relato hipermedia de género de horror se han operado ciertos cambios en la forma mediante la que el terror se hace explícito ante el espectador. La paranoia, presente según Eco en la sobreinterpretación de cualquier  texto,  se convierte en una herramienta de decodificación que se actualiza constantemente, se instala en las sociedades que siguen el patrón postraumático tras el fracaso del proyecto moderno. El futuro ya nos ha alcanzado, y no es como se suponía que tendría que haber sido. 

En líneas generales pesa más la decadencia que la modernidad, el hombre explota como nunca los recursos del planeta bajo la constante amenaza del grave impacto medioambiental que ya ha comenzado a manifestarse... y esto es tan solo un ejemplo más que ilustra la constante “inhibición” a la que el hombre de las sociedades capitalistas se ve sometido. Por doquier encontramos el sentimiento difuso de ser “culpable de algo”, de lo que sea (de engordar, de envejecer, de no poder autorealizarnos), mientras aumenta el pavor de ser agredido por un extraño. Entre la caída de las Torres Gemelas  el 11 de septiembre de 2001 y las explosiones de los trenes en Atocha el 11 de marzo de 2004 ocurre que se da por zanjado el nunca completo proyecto de la postmodernidad, ese sobre el que tantos periodistas nos dan la murga en todos sus (malos) artículos acerca de la cultura, sin saber que hace tiempo que fue erradicado. 

Entre nosotros se instala un “Otro” que acecha en la sombra, un enemigo invisible que es posible que se encuentre incluso dentro de nosotros mismos. La transmisión en tiempo real de los atentados de las Twin Towers permitió que esa destrucción fuera vista mundialmente... y mundialmente interpretada como un spot publicitario, o como el trailer de un film “de catástrofes”. En ese momento comenzó la agonia de la postmodernidad... 

3 comentarios

Daktaric -

Hola de nuevo.

Pues no. No conocía el ensayo de Félix Duque que comentas.

Por otra parte, me han parecido interesantes tus reflexiones sobre la inhibición a la que el individuo de estas sociedades industrializadas se ve sometido continuamente, sin descanso. A mi juicio, esa inhibición enmascara asímismo la intención de estimular otros deseos más "interesantes" para el sistema establecido. Se nos prohibe envejecer, sí, para que consumamos todo tipo de productos y actividades que presuntamente retardan el envejecimiento (¿realmente lo hacen o solo dan un ligero barniz a unos cuerpos cuyas mentes están envejecidas prematuramente?), se nos prohibe engordar, porque saben que eso nos introduce en un bucle infernal de: consumo de alimentos que nos gustan, sentimiento de culpabilidad, consumo de productos y actividades que nos hacen adelgazar (o tener la ilusión de que vamos a adelgazar) y vuelta a empezar. Se nos prohibe ser feos, porque eso hará que gastemos mucho más dinero en ropa, en adornos en gimnasios. Se nos prohibe no viajar, (¡bendito el turismo para el engrase económico de las piezas!). Y en fín, otras tantas cosas que se prohibe subliminalmente o directamente con la intención de estimular al consumismo compulsivo, feroz.

Con lo anterior no presupongo (es mi parecer) que se trata de una conspiración corporativa internacional perfectamente orquestada (no creo demasiado en teorías conspiranoicas). Mas bien me parece que los sistemas que se usan para manipular la vida del individuo desde que despierta hasta que se vuelve a dormir (y los sueños no escapan a los efectos, claro) se derivan de una intención consciente a nivel particular de aumentar el volumen económico de las empresas, mediante estrategias publicitarias y otros sistemas por el estilo y (y esto último me parece lo más terrorífico) una intención inconsciente y coordinada de todas las empresas que hace que el sistema industrial se comporte como un enorme Moloch, que exige constantes sacrificios. O lo que es lo mismo, que el sistema establecido ha cobrado vida propia al margen de los intereses individuales.

Un dislate, vamos.

Saludos.

Saludos.

Jacques Clochard -

¡Estoy completamente de acuerdo contigo! Pero a mí lo que de verdad me crea curiosidad es descubrir como funcionan los mecanismos del miedo, como esos "monstruos" corporativos que tú dices mueven los hilos, ajenos a nuestra voluntad. En este sentido he descubierto un pequeño ensayo que plantea todas estas cuestiones y que quizás te interese o incluso puede que lo conozcas ya: "Terror tras la Postmodernidad", de Félix Duque. ¡saludos!

J.

Daktaric -

Autor: Daktaric

¡Hola! En mi opinión, las cosas que están sucediendo a nivel social (y por extensión o interrelación, a nivel psicológico colectivo e individual) son producto directo de la evolución del sistema de industrialización en las sociedades más "civilizadas" ya sean de Oriente o de Occidente. Lo "moderno", lo "postmoderno" y otros conceptos igual de confusos e injustos, sólo son productos de una industria que mantiene al consumidor en contínuo estado de tensión y de inquietud, ya que la quietud, la calma es contraria al consumo, a la productividad y al desarrollo de esos monstruos terroríficos que son las industrias y las corporaciones. Un saludo.