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laescaleradecaracol

Sentir la llamada

Sentir la llamada

La noche ha transcurrido sin más pormenores que una llamada de X a las cuatro de la madrugada, para decirme que se había acercado solo a la zona del puente tras la pista de otra casa encantada. Me preocupa un poco que últimamente se haya comprometido tanto con esta investigación. Su colección de fotos de fantasmas está creciendo a un ritmo vertiginoso, y no sé si es algo bueno estar tanto tiempo en contacto con los entes del Más Allá.

Tras hablar con él, sus palabras han resonado de nuevo en mi cabeza, rebotando en la oscuridad de mi habitación de una pared a otra, como ondas que propagan un sonido agudo y chirriante, parecido al de los mosquitos. Ya casi no he dormido hasta que se ha hecho de día. Ha sido entonces cuando he salido a la calle, en medio de una soleada mañana cercana a la primavera, de esas mañanas en las que todo parece extraño, en la que todos los objetos tan solo muestran su lado amable a la luz, reservando el reverso tenebroso para otras horas más intempestivas.

He entrado en una librería cercana a mi apartamento que no había visto antes. Era una tenducha antigua, con millones de libros apilados en estanterías polvorientas y clasificados por regiones. Me he detenido a ojear La dama del perrito y otros cuentos de Chéjov, pero inevitablemente me ha cautivado la sección de Ciencia Ficción y, como no, el apartado de “Literatura Inglesa”, en el cual he encontrado una edición del año 1975 de los Cuentos Cómicos de Edgar Allan Poe.

He leído los relatos con gustosa admiración por un escritor que me había cautivado en su día y que vuelve a mi vida con renovada energía, justo cuando atravieso por una especie de noche de Halloween, repleta de terrores explícitos a los cuales ya me estoy acostumbrando. Y eso es algo que no me gusta. Es como el que ve mucha violencia por televisión y luego queda insensibilizado delante de los actos violentos de la vida real. Poe me da un nuevo punto de vista respecto al terror, así que intento hacerle más caso que nunca, seguramente en su legado escrito se esconden algunas de las claves para saber qué demonios está ocurriendo en realidad.

En plena mañana vivo un momento solemne. Vuelvo a mi casa y bajo todas las persianas para que deje de entrar el falso sol primaveral. Comienzo a trazar un plan coherente, con pies y cabeza, para atrapar a Luther Blisset con las manos en la masa justo cuando se disponga a llevar a cabo alguno de sus ritos renovados. Visitaré esta noche la casa que ha descubierto X, o quizás intentaré establecer un nuevo contacto con Seveline, o me quedaré toda la noche leyendo a Edgar Alan Poe, o….

En un mar de indecisiones son pocas las opciones, y las posibilidades, infinitas.

4 comentarios

Jacques Clochard -

Little Tower of Pisa many thanks for your comments. Enjoy the mess.

J.

mimi -

Al menos sientes las llamadas, sigues sintiéndolas. Hay quienes sólo las escuchan...y quienes...tan sólo las oyen.
Bezitos

Jacques Clochard -

Si que hay un cambio.
Se llama Martina.

lulu -

\\\"Ahora sé que con un final nada se acaba\\\" eso canta Alaska.
Hoy es un día que no pasará a la historia. Esa sensación horrible al final del día se convertirá en una realidad. Y será un día más, sin cambios, sin pretensiones, sin hallazgos y sin rastro de nada. Sin felicidad. Sin penas también. Y me muero px pase, y px llegue otro con cambios. Sólo cambios, buenos y malos no importa, pero quiero un día que engrose lo vivido, que deje poso, que me acuerde cuando pase el tiempo, que me gire, ni que sea un milímetro el camino que voy recorriendo. Y no hay indecisión en las horas que me quedan, ni mil posibilidades, no hay nada. Opciones hoy tampoco. Lo que tengo que hacer lo sé. Ahogar lo que realmente quiero hacer. No es el momento, no es un día para aceptar ningún no. Y la tarde se eternizará con la noche. Px esta noche, ni siquiera la puedo hacer desaparecer como hago con tantas otras en un sueño. Esta noche que no toca vivir nada, tengo que vivirla.