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Barcelona, ciudad fantasmal (Primera parte)

Barcelona, ciudad fantasmal (Primera parte)

El calentamiento global del planeta va incrementando año tras año. Uno de los factores que hacen que la temperatura de la tierra vaya subiendo un par de grados cada 365 días son los aparatos de aire acondicionado. Tras cada instalación de aire frío se encuentra un aparato infernal que desprende calor para poder refrigerar el interior de los centros comerciales, las cajas de ahorro, las oficinas y el piso del vecino. Sin duda mis vecinos de la escalera destruyen el planeta y perforan cada día un poquito más la capa de ozono, ya que todos se han instalado aire acondicionado en casa este verano. Le hemos puesto una pistola en el culo al planeta Tierra y ninguno de nosotros va a parar hasta que haga “boom”.

 

Me muevo arriba y abajo por la ciudad bajo el sol abrasador sin parar de investigar como una hormiga nerviosa. Desde la Meridiana hasta Pedralbes voy desplegando mi radio de acción junto a la Señora X, que en ocasiones viene a buscarme a mi apartamento en su moto Vespa. Me encanta ir en moto cuando hace tanto calor. Es uno de los pocos placeres veraniegos de los que hago gala este año, acostumbrado a bañarme en el mar a diario e incluso a marcharme de vacaciones a alguna isla exótica los veranos anteriores antes de involucrarme en este caso. Me he prometido a mí mismo que en cuanto me lo permita el trabajo voy a marcharme a Ibiza y quizás no vuelva más.

 

En la montaña de Montjuich había un parque de atracciones que cerraron hace unos ocho años debido a una quiebra de la empresa que lo gestionaba y se encargaba de mantener la puesta a punto de las atracciones. Hoy en día el parque sigue intacto, aunque está abandonado y han crecido hierbajos en el tio-vivo, en los autos de choque  y en la montaña rusa. El sábado por la noche la señora X llegó a casa con un video del parque desmantelado, en el que se apreciaba una luz que se encendía y se apagaba en una de las ventanas de un caserón antiguo del parque que era utilizado para recrear una atracción llamada “El Pasadizo del Terror”.

 

Analizando los intervalos en los cuales se sucedían las ráfagas luminosas, en seguida me di cuenta de que se trataba de una llamada de auxilio en código Morse: S...O...S.. Cogimos la moto y nos acercamos a las tres de la madrugada al abandonado parque de atracciones de Montjuich, con los instrumentos de X para fotografiar fantasmas. Saltamos la valla sin ser vistos, en uno de los lados del Parque donde han crecido las malas hierbas hasta alcanzar una altura tan considerable.  Nadie diría que tras ellas se oculta uno de los principales accesos al recinto abandonado.

 

El sábado por la noche la luna estaba prácticamente en cuarto menguante y soplaba una brisa fresca provinente del mar, justo al lado de esa zona de la ladera donde nos hallábamos. Tanto la montaña del Tibidabo como la Montaña de Montjuich son dos lugares mágicos  repletos de fantasmas y  casas encantadas. La ciudad de Barcelona se encuentra custodiada entre  estas dos montañas que hacen de vigías estelares de los viajeros del Más Allá, que se detienen en la Ciudad Condal para atormentar a sus ciudadanos, para asustarles o prevenirles de que algo horrible está a punto de suceder.

 

La luz comenzó a destellar desde el interior del caserón, pero en esta ocasión desde una ventana diferente a la de la grabación de la Señora X.

                                              S... O... S...      S...O.....S.....

Cuando entramos notamos en seguida que en el interior de la casa los grados descendían respecto al exterior. Teníamos la sensación de que alguien había puesto el aire acondicionado a tope, pero no eso no era posible ya que no había electricidad en todo el parque ni instalaciones de aire acondicionado en el interior de las atracciones. Aquel lugar estaba infestado de fantasmas.

2 comentarios

Jacques Clochard -

...pero no te olvides que es un jardín encantado.

J.

Anónimo -

jajaja, que mentiroso, el parque fue desmantelado por completo en el año 2001 y ahora es un precioso jardin publico.