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El test de Rorschach, a su debido tiempo

El test de Rorschach, a su debido tiempo

Escribo en el mismo papel, lo tengo aquí hecho una bola dentro del bolsillo. Hay varias direcciones apuntadas en él. Calles del casco antiguo, si se puede decir que en esta ciudad hubo alguna vez un casco antiguo. A día de hoy no han levantado todavía ninguna de las paredes que se vinieron abajo en el 2005, el mismo año en el que te aparecieron esas pequeñas manchas por todo el cuerpo. La casa de tus abuelos, igual que la casa de tus padres, ahora ya no existen, sólo quedan escombros. Tu sigues con las manchas y no ha habido manera de quitártelas de encima; aunque el dermatólogo está convencido de que con este último tratamiento van a desaparecer. Tú ya sabes que no va a ser así.  

Al principio temías que fuera cáncer, eso era lo que te tenía atemorizada. Ahora ya sabes que no es un melanoma, pero no pareces aliviada. Eso te agobia más todavía. No sabes de dónde  vienen esas manchas. Al igual que tú, no tienen pasado ni historial. Si por lo menos fuera cáncer tendría una explicación. Pero estas marcas simplemente están ahí. Ya te lo dije antes, la casa de tus padres se ha venido abajo. Una empresa de construcción ha barrido a tus abuelos y siguen enterrados debajo de los escombros. Pero para qué vas a ir a por ellos, si por lo menos dos cadáveres cubiertos de runa facilitaran tu situación de ahora…  

Ya sabes que en Regents Park van a hacer un concierto esta tarde en memoria de los que murieron en el atentado. Pero aunque te mueras de ganas por verme no vas a venir, porque sabes que yo también me muero de ganas de verte a ti y nunca has soportado las relaciones de igual a igual 

Cada vez me das más asco.  

Que te folle un pez.

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