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Tiburones techno debajo de un barquito Pop

Tiburones techno debajo de un barquito Pop El océano es en realidad un ente vivo, un cerebro líquido e inmenso de movimiento magmático que respira y gira y emerge y nos rodea cuando introducimos nuestro cuerpo en su interior. Las mareas son una metáfora de los estados por los cuales transita nuestra mente, y es cierto que existe una estrecha relación entre los mares y el interior de nuestra cabeza. Desde el Sur vemos el mar y la playa a diario, puestas de sol, amaneceres con luna y extraños atardeceres de rayos verdes que nos dejan una particular sensación en nuestro interior: ¿seremos algún día agua nosotros también?

De momento, no puedo sentirme de otra forma que no sea como la de un pedazo de carne que transita por marismas y que se come lo que encuentra mientras retoza por los pantanos. El agua que bebimos ayer hoy se estanca en nuestro cuerpo y nos convierte en una pequeña charca que respira y gira y emerge y nos devora cuando introducimos algún animalillo asfixiado en su interior. Como esta forma convulsa de perseguir pensamientos inconexos y del tirón, como hacía el magnífico William Borroughs, magnífico escritor-artista con piloto automático. No como otros.

Veamos, entonces... si estamos en el Sur y aquí el mar ondula de este modo, ¿quiere decir que los que están en la otra punta del globo, nuestros amigos los bosquimanos que caminan cabeza abajo, percibirán ellos la influencia del ondulante movimiento marino de esta forma que describo simplemente del revés? ¿Se verán ellos invadidos por atardeceres de rayos verdes justo cuando nuestros amaneceres con luna coinciden con la más dulce y prolongada puesta de sol?

Esta es la historia de una chica mala cuyo cuerpo no estaba hecho de agua sino de whisky, y para demostrarlo orinó en un vaso de tubo en una discoteca gay de Torremolinos para posteriormente pedir un par de hielos en la barra e introducirlos en el vaso para enfriar el pis y que de esa forma tomara la auténtica consistencia del oro escocés. Se lo ofreció a un amigo de su hermano que pasaba por allí, y el brebaje realmente debería tener la consistencia añeja del whisky macerado, ese que sólo beben los muy hombres, pues acabó el chaval masticando los hielos y muy alegre preguntaba "¿Dónde vamos ahora?".

Sonando en el i-Pod: And Don't The Kids Just Love It (Television Personalities)

2 comentarios

Lady Z -

Asi es doy fe de q la historia de la chica mala es cierta, y tambien doy fe de q el lazo rojo nos unio para siempre mas d lo q siempre estuvimos

Adagio -

Qué eminente comparación, la del mar que emerge, con nosotros mismos! Y todo para contar la estrategia de la chica mala, ¿es eso cierto?!
Sublime, Jacques.
Me apetece viajar al Sur, por cierto...