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Blue Velvet (David Lynch, 1986)

Blue Velvet (David Lynch, 1986)

 Botánica aplicada 

Utilizar  vocablos que provienen del mundo de la botánica para hablar del cine de David Lynch, es una metodología tan válida y loable como la aplicación de cualquier teoría semiótica dirigida a la interpretación o sobre-interpretación de su rutilante texto cinematográfico. Les propongo breves ejemplos ilustrados, a través de un par de premisas utilizadas por el planeta de los críticos: 

Terciopelo Azul es una semilla plantada en el subconsciente, una película con la capacidad de germinar en el interior del espectador”. La experiencia estética y narrativa en Terciopelo Azul deja  una semilla en un sitio muy profundo y recóndito a todo aquél quien se enfrente a ella, y nadie puede evitar preguntarse qué  va a ocurrir  cuando a esa semilla le dé por crecer. Nos damos de bruces con la forma preferida con la que David Lynch construye el significado en sus películas: lanzando una historia a ráfagas alrededor de un misterio que vertebra  trama y subtramas en sus filmes. 

Terciopelo Azul  es una película orgánica, rica en texturas, de rizomática estructura narrativa”   En biología un rizoma es un tallo subterráneo con varias yemas que crecen de forma horizontal, emitiendo raíces y brotes herbáceos de sus nódulos. ¿No creen que el misterio que investiga Jeffrey Beaumont (Kyle MacLachlan) con la ayuda de la cándida Sandy (aquella joven Laura Dern que también interpretaba a Lula en el Oz revisitado de Corazón Salvaje y protagonista de Inland Empire, la reciente creación de Lynch), podría describirse de una manera bien similar?. Las narraciones se bifurcan  partiendo de una línea de acción horizontal. Las raíces de la historia nos sobrepasan en ocasiones, siempre sumergidos en la aureola onírica que recorre desde azules cielos primaverales  hasta sórdidos pasillos de apartamentos de extrarradio. Los nódulos fílmicos corresponderían a la grandilocuencia con la que David Lynch utiliza los contrastes en ese “mundo extraño” que es la pequeña localidad de Lumberton, sede del misterio que involucra a la enigmática cantante del Night Club Dorothy Vallens (Isabella Rosellini), al monstruo de Frank Booth (Dennis Hooper) y a una oreja humana llena de hormigas, que tras visitar a su padre enfermo, el joven Jeffrey recoge como quien se agacha a cortar una flor marchita, crecida entre los matorrales de un viejo solar.

Mañana, más.  

Toki o kakeru shôjo (The Girl Who Leapt Through Time. Mamoru Hosoda, 2006)

 

¡SALTA! 

Los dibujos animados son la quintaesencia de las imágenes en movimiento. Cualquier aficionado al animé sabe de sobras que los estudios japoneses Mad House son una alucinante factoría de sueños, estandarte de la animación contemporánea más puntera gracias a su habitual colaboración con los grandes maestros del panorama mangaka internacional. Para situarnos mejor en el apasionante “mundillo” de la industria de los cartoons, cabría comentar en estas líneas que Mad House es la productora que ha hecho emerger proyectos animados tan maravillosos y aclamados por público y crítica como “Demon City”, “Ninja Scroll”, “Perfect Blue”, “Vampire Hunter D”, “Metropolis”,”Millenium Actress”,  o los segmentos “Program” y “World Record” de la acertadísima y complementaria “Animatrix”.

 

Mad House estrenó este verano en Japón el segundo largometraje del director Mamoru Hosoda titulado “The Girl Who Leapt Through Time”, cuya traducción literal vendría a significar algo así como “La chica que saltaba en el tiempo”. Efectivamente, el nuevo film de Hosoda significa también un salto cualitativo en su carrera tras dirigir la infantiloide adaptación para la gran pantalla de la serie “Digimon”. “The Girl Who Leapt…” es un proyecto que no se amedrenta ante el resto de las producciones “made in Mad House”, erigida como película revelación de este año en Japón el filme engancha francamente no sólo por un argumento en el que se mezclan comedia romántica y ciencia ficción, sino porque también se entrevé la fresca originalidad en la madurez con la que se han  planteado el tratamiento de las emociones humanas.

 

La joven Makoto se encuentra en un momento crucial de su etapa adolescente. Al igual que Martín McFly de “Regreso al futuro”, llegar tarde al instituto es una constante en su vida diaria.  Corre ese momento crucial en el que ha de escoger entre ciencias o letras, y tanto el futuro de ella como el de  Chiaki y Kosuke, sus dos mejores amigos, no se presagia demasiado halagüeño bajo la posibilidad de que sus vidas discurran por senderos paralelos. Por medio de un inesperado tropiezo, Makoto recibe el don de poder saltar hacia atrás en el tiempo dando agigantados brincos, en los que casi parece salir del celuloide para volver a instaurarse en él bajo un raccord temporal distinto.  La chica aprovechará este singular don para hacer y deshacer a su antojo los entuertos que surgen en el día a día del instituto.

 

La nueva película de Mamoru Hosoda es una incursión en la ciencia-ficción tomando como punto de partida el tema de los desplazamientos en el tiempo, situando el eje de la narración alrededor de las relaciones en el interior del pequeño microcosmos del instituto. Una tradición temática que sobreviene de modo cíclico sobre el manga y el animé en  producciones como “She, the ultimate weapon” o “Urutsei Yatsura: Beautiful Dreamers”. Una vez más, la animación rompe fronteras,  y en esta ocasión lo hace de un modo claro: anticipándose al tiempo mediante acrobáticos brincos en multicolor.    

     

I Am Not Afraid of You and I will Beat Your Ass

I Am Not Afraid of You and I will Beat Your Ass

The new album by YO LA TENGO. A perfect body-count.

Love me, Hate me

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Too Pure (London) has edited Electrelane's  new album Singles, B-Sides & Live. Absolutely vibrating stuff. Old hits like Oh Sombra! and new  studio material arrives today and continue struggling against  gloomy attitudes.

100% Pure. 

Pensamiento electrónico

Pensamiento electrónico

Domingo, 20 de agosto

 

Cuando llueve puede  caer un rayo en cualquier momento. El director de cine japonés Takeshi Kitano tuvo un gravísimo accidente de moto que le dejó como secuela una parálisis parcial de los músculos del rostro. El accidente tuvo lugar justo en el momento en el que se dirigía a una cita con otra mujer, a escondidas de su esposa. El adulterio quedó interrumpido y Takeshi atribuyó la causa del accidente a un “castigo divino por intentar hacerle daño a su mujer”. De hecho, él mismo dice que a lo largo de su vida se ha portado tan mal con las mujeres que teme cualquier otra represalia de tipo divino.

 

Los valores de la iglesia se encuentran en alza en este período que nos ha tocado vivir. Las sectas se reproducen como moscas y todas persiguen un único objetivo: recaudar cada vez más adeptos que engrosen sus arcas como justificación de una vida suprema, alejados de la mundanal existencia terrenal. El maestro Kitano tan solo desvía su sentimiento de culpabilidad hacia una explicación irracional para evitar sentirse mal y darle un sentido al accidente. El Movimiento Espiritista jamás recriminaría un acto de adulterio, ya que entre otros divertimentos, sus reuniones servían para realizar auténticas bacanales de sexo en las que al final sacrificaban a una o varias personas.

 

Mientras suenan los Radio Dep. intento reconstruir en mi cabeza algunas piezas del rompecabezas, ¿por qué Blisset no se habrá largado de Barcelona?, ¿deberíamos contratar una médium para establecer contacto con alguna de sus víctimas? En el periódico han publicado una noticia sobre el crimen del karaoke  y la he recortado pulcramente para añadirla a mi archivo. Miro con cariño todos estos recortes, que muy pronto serán una pieza  casi de coleccionista. La memoria histórica de los sucesos paranormales en la ciudad de Barcelona reconstruida a  base de recortes de periódico. Siento escalofríos.

 

Yo también suelo portarme bastante mal con las mujeres. Espero que no me ocurra lo mismo que le pasó a Kitano. Necesito mantener la integridad para seguir investigando y sé perfectamente que la culpabilidad es un sentimiento falso impuesto por la Iglesia a lo largo de Occidente. Me gusta tanto oír Pet Grief que me olvido del diluvio que cae fuera y me invento un mundo más bello y coherente aquí dentro, mientras recorto el periódico y enciendo un poco de incienso. 

 Luchar por un ideal es tan bonito.   

Interkosmos

Interkosmos

Miércoles, 9 de agosto. 

El hombre es víctima a diario de innumerables engaños disfrazados de realidad. Pensad, por ejemplo,  que la retransmisión por T.V. de los primeros pasos del hombre en la luna el 21 de julio de 1969 no fue más que una conspiración mediática  con motivaciones políticas, con la intención de demostrar la soberanía estadounidense respecto a los rusos y el resto del mundo en los avances de la era espacial. Pensad, por ejemplo, en las armas de destrucción masiva que jamás se encontraron y que sirvieron de excusa perfecta para establecer un conflicto armado para que una superpotencia machacara a un país subdesarrollado. Pensad también por ejemplo en John Travolta, desaparecido de las pantallas durante largos años antes de ser recuperado por Quentin Tarantino para el papel de Vincent Vega en Pulp Fiction y de su profunda implicación con la iglesia/secta de la “cienciología”, que según él mismo ha admitido “le ha devuelto a la vida”.

 

Yo, que no puedo evitar dejar de pensar, me pregunto cuantos goles nos habrán metido a lo largo de los últimos años intentando hacernos creer historias del todo falsas, y le doy vueltas a la probada reputación de ciertos personajes que andan por ahí y dedican sus vidas a gestionarse un auto-bombo continuo en los medios de comunicación: cantantes, políticos, músicos y representantes de la vanguardia. Por favor señores ya basta. Pocos conocen del Movimiento Espiritista y de la Cábala. De los crímenes de Luther Blisset y de la existencia de casas encantadas en la ciudad de Barcelona. De todo ello se ha hablado con cuenta gotas. ¿Es que nadie se va a dar cuenta de la realidad?

 

Ser testigo de un asesinato no es algo demasiado agradable, sobre todo cuando has de declarar ante el juez sobre lo que viste aquél día y como te afectó. Supongo que el trabajo de un juez al final ha de parecerse en algo a la película Rashomon de Kurosawa. Una serie de testigos te van dando una versión diferente de los hechos. A cada versión se le añade una capa nueva  de narración con nuevos detalles y matices. Es muy parecido a mi trabajo de investigador. Únicamente que cada capa contribuye a aumentar el mal rollo y la incertidumbre.

 

Las pocas pistas que vamos obteniendo sobre el paradero de X producen en nosotros un efecto Rashomon descontrolado. No podemos evitarlo. En este punto dudamos  más que nunca de su paradero, y a pesar de nuestros intentos por encontrarle (me refiero a los de la Señora X y a los míos) nos resulta complicado seguir el rastro de ciertas pistas. Ambos estuvimos en la Barceloneta ayer por la noche, tras el episodio del karaoke hace unos días. El portal donde se dirigieron los esbirros de Blisset tras escudriñar el apartamento de X no nos ha proporcionado ningún nuevo dato. Se trata de un edificio en el que viven algunas familias de inmigrantes  y en el que no hay ahora mismo ningún piso vacío.

 

Aunque todo el caso está patas arriba duermo plácidamente cada noche. Me siento demasiado cansado como para no permitirme relajarme durante las horas que preceden al amanecer. Sueño con mundos que se encuentran lejos de éste, en realidad se trata de otros Planetas habitados, en donde suenan acordes de electrónica evolucionada y hacen festivales de música en estaciones lunares repletas de fango. Quizás alguno de mis sueños se muestre dentro de poco por televisión. Se tratará de una nueva realidad disfrazada para manteneros distraídos mientras no os dais cuenta de que os roban la bisutería.

 

Como bien decía Pere Ballart, intentar explicar la realidad es un propósito abocado al fracaso.

Breve ensayo sobre la Buena Suerte

Breve ensayo sobre la Buena Suerte

Jueves, 3 de agosto 

TODOS PARA UNO Y UNO PARA TODOS. ¿Quién no se acuerda de esta mítica coletilla en las aventuras de D’Artagnan y los tres Mosqueteros? Alejandro Dumas no podría estar más acertado. ¡Qué rabiosa exaltación de la amistad y del compañerismo! El poder de tres (Pru, Piper, Peig...), las tres Gracias, los tres cerditos, el triángulo de las Bermudas... Sin duda alguna el 3 es uno de los números más poderosos, mágicos y prodigiosos que existen. El lunes por la noche tuve que salir corriendo de mi apartamento tras recibir una llamada anónima a través de mi línea privada, la que utilizo para las investigaciones más confidenciales. Una voz distorsionada me avisaba de que a las tres de la madrugada el asesino de la pequeña Seveline estaría en un karaoke del centro de Barcelona.

  

Dejé a la señora X durmiendo en  el comedor delante de la televisión encendida, y salí a la calle. En mi barrio no pasa ni un alma a estas horas de la madrugada, pero el centro de Barcelona es un hervidero de gente bebiendo alcohol y fumando hachís en cualquier esquina. Para la mayoría era el inicio de unos días de descanso después de estar once meses seguidos trabajando.  Por unos instantes titubeé al pensar en un nuevo encontronazo con Luther Blisset, después de la Pesadilla en el Parque de Atracciones. Jamás me sentiría lo suficientemente preparado como para aguantar de nuevo el apestoso hálito de Blisset, y mis armas aquella noche se reducían a un bolígrafo de metal, un par de tarjetas de crédito y mi Colt del 55 descargada. 

 

Atravesé una plaza con una fuente en el centro. Había pasado por allí en diversas ocasiones pero no me había dado cuenta de que el fondo estaba lleno de monedas, como si desde hace poco se le hubiera adjudicado una serie de propiedades mágicas a aquél surtidor. Observando el reflejo de la luz de las farolas en el agua, me acordé del final de la película Pesadilla en Elm Street 4, y como su protagonista, Alice (Lisa Wilcox), tiraba una moneda a la fuente y de pronto el reflejo de Freddy Krueger aparecía sobre el agua de un modo difuminado.  Lancé una moneda de 50 cent. a la fuente con aquella secuencia en mi cabeza, a la espera de ver el reflejo de algún fantasma en el agua.

 

Pero el fantasma no se manifestó justo en ese momento, sino que estaba esperando a encontrarme preparado con la cámara de fotos para hacerle un buen retrato. Efectivamente, la dirección facilitada a través de la llamada anónima coincidía con  la descripción. En el interior multitud de turistas borrachos se agolpaban alrededor de un pequeño escenario, donde un japonés cantaba Wicked Game de Chris Isaac, versión karaoke. Miré a mi alrededor alertado por lo que solamente yo sabía que estaba a punto de suceder. El reloj de mi teléfono móvil marcaba las 2 y 13 minutos de la madrugada.

 

Tomé un gin-tonic mientras esperaba que sucediese algo, pero reconozco que a medida que avanzaban los minutos mi atención iba centrándose cada vez más en el espectáculo del karaoke, cosa que iba en detrimento de mi capacidad perceptiva hacia algún posible peligro provinente del Más Allá.

Y entonces sucedió.

Alguien chilló justo cuando una chica en el escenario cantaba Material Girl y la gente se apartó formando un corrillo con un tipo sangrando en el centro. Se le veía el mango de un cuchillo  que alguien le había clavado varias veces en el cuello y en la espalda, para acabar abriendo un surtidor rojo en su pecho. Su cara me recordó a uno de los seguidores del Movimiento Espiritista que entraron a registrar el apartamento de X.

 

Un tipo encapuchado salió corriendo del local, Era alguien alto y corpulento, con una sudadera de un equipo de la NBA de color lila. Llevaba la capucha puesta y no pude reconocerle, pero comencé a correr tras él. Me enrolé entonces en una persecución por las estrechas calles del Barrio Gótico de Barcelona, justo por detrás de la Plaza Real. Esa zona puede convertirse en un auténtico laberinto para alguien que no la conozca, pero afortunadamente hice las prácticas para ser detective en el distrito de Ciutat Vella, que conozco al dedillo... pero cerca de la callle Escudellers perdí de vista al asesino.

 

Mi moneda lanzada al agua sigue a día de hoy sumergida en la fuente. Mi deseo, mi anhelo, se halla hundido en agua que proviene de las alcantarillas. Quizás sea demasiado pronto todavía para saber si se van a cumplir mis deseos, o quizás la he cagado lanzando monedas en fuentes situadas en lugares sobre los que pesa alguna maldición. Lo cierto es que no paran de suceder cosas raras a mi alrededor, de llegarme noticias siniestras acerca de apariciones fantasmales y lo mágico pesa más que lo real en el transcurso de la cotidianeidad.

 

Que suene el didgeridoo.

Tangerine Dream: Phaedra

Tangerine Dream: Phaedra

Sonando en mi cabeza: Phaedra de Tangerine Dream. La obertura psicodélica.

¿De qué lado sopla el viento?

¿De qué lado sopla el viento?

He tenido que sobreponerme de mi visita a la boca del lobo, y tratar de no pensar más en ello ni darle más vueltas. Pero no puedo evitar dejar de meditar sobre la aparición de Diana en medio del hall de la casa de Blisset. He conservado la llave que le encontré a aquél pobre moribundo y he vuelto a revisar todas las fotos que hizo Diana cerca del puente. Lugares donde aparentemente no hay nadie, aunque no es difícil apreciar las presencias fantasmáticas de algunas almas moribundas. ¿Se parecerán a la mía?.

 

De algún modo u otro el destino ha de existir, las casualidades han de ir sucediéndose por algún motivo. Intento aplicar el pensamiento racional para analizar los hechos, pero seguramente me funcionaría mejor mantenerme al margen y dejar que las cosas que rodean el caso fluyan por sí mismas, para bien o para mal. A esto se le llama pensamiento transversal y estoy aprendiendo ha aplicarlo desde hace poco. La mujer de X llama todos los días para preguntarme si he obtenido alguna pista que desvele el paradero de su marido.

 

“Puedes venir a mi apartamento si quieres”, le digo. “Deberías intentar sobreponerte para poder pensar con mayor claridad”. Mientras daba estos consejos a una mujer a la que apenas conocía me decía a mí mismo “¿Y cuando vas a ser capaz tú de arrojar luz a tus pensamientos?”. Finalmente quedamos hace dos días, con la idea de hacer una cena ligera y darle cuatro datos irrelevantes del caso para tranquilizarla. Ella no sabe nada de la muerte de Seveline, ni de la misteriosa desaparición de Diana, ni de quien es en realidad Luther Blisset, aunque se haya visto obligada a enfrentarse a él.

No sé si X aprobaría que yo cenase con su mujer en mi apartamento. De todos modos no podemos hacer mucho más de lo que ya hacemos: arroz con gambas, pollo al curry o tortilla de patatas. Las noches de verano serían eternas si ningún conocido se quedara en la ciudad. Poco a poco las calles se tiñen de una sensación de abandono, de estampida general, de huída. Ojalá no volvieran nunca más. Investigar sería más sencillo. Moverse por la ciudad, más relajado. ¿Quién cree realmente que el verano es el momento idóneo para relajarse? Con el aumento de la temperatura aumenta también la ola de crímenes...

Barcelona, ciudad fantasmal (pensamientos póstumos)

Barcelona, ciudad fantasmal (pensamientos póstumos)

Recuerdo una conversación que tuve con Lady X  hace unos días acerca de zapatos. Le comenté que a un hombre se le conoce por los zapatos y ella me dio toda la razón. No pude evitar confesarle que sus zapatos de tacón eran tremendamente sexys, que ensalzaban su tobillo y erguían su pantorrilla. Me imagino a la Señora X haciendo el amor con los zapatos puestos. No sé si lo habrá hecho alguna vez. Lo cierto es que no hay zapato que lleve ella que no tenga un gran tacón de aguja. Eso me salvó de no acabar asfixiado en las manos de Luther Blisset.

 

La señora X apareció de repente por un lado, justo cuando empezaba a perder de vista la realidad y golpeó con fuerza el cráneo de Blisset con uno de sus zapatos, dejándole el tacón clavado detrás del hipotálamo. Las manos del monstruo dejaron de presionar mi cuello hasta soltarme. Golpeé el pecho de Luther Blisset con la rodilla y calló rodando por las escaleras. Salimos de aquel lugar por una ventana, deslizándonos primero por la cornisa para acabar bajando hasta el suelo por un desagüe oxidado. Perdimos los zapatos de Prada de Lady X por el camino, pero nuestras vidas bien merecen un par de buenos tacones.

 

Me encuentro en el interior de un tren en estos momentos, recapitulando sobre los acontecimientos del parque de atracciones abandonado. No va a ser la última vez que pisemos ese lugar, estoy seguro que tendremos que volver a él en algún momento durante nuestra investigación. De algún modo, los restos de los ritos que hemos ido descubriendo en los últimos meses han aportado a Luther Blisset una fuerza inusual, ya no se trata de un ser humano desvariado, ahora luchamos contra un auténtico monstruo.

    

Barcelona, ciudad fantasmal (Segunda Parte)

Barcelona,  ciudad fantasmal (Segunda Parte)

Recuerdo cuando me quedé atrapado en el sótano de  la casa donde vivió Luther Blisset, en una carretera polvorienta que conduce a Castelldefels. Recuerdo las sombras, mi mano temblorosa sujetando la linterna y el gato negro que apareció amenazante detrás de una estantería agujereada por la carcoma. La Señora X y yo nos encontrábamos ahora en una situación equivalente, aunque con un mayor grado de preparación ante el inminente encuentro con algún ectoplasma cabreado,  engullidos en el interior de la montaña de Montjuich.

 

“Este frío es insoportable”, dijo la Señora X casi tartamudeando. Y en efecto así era. Nuestra aliento caliente dejaba un halo de vapor al salir de nuestras bocas a la oscuridad del exterior, y no cabía la menor duda que aquél bajón de temperatura se debía a la presencia de los espíritus y fantasmas que regentaban aquél caserón decorado al estilo Luis XV. Me desacordoné la sudadera que llevaba atada a la cintura para evitar un exceso de aire a lomos de la moto y se la coloqué a la Señora X en los hombros.

 

Un ruido ronco y burbujeante, provinente del piso superior, nos recorrió la espalda en forma de escalofrío y nos puso alerta. Una puerta chirriante se abrió lentamente. Unos pasos lentos comenzaron a retumbar por las escaleras. Alguien bajaba hasta donde nos encontrábamos la Señora X et moi. “No perdamos la calma”, dije en plan tranquilizador a la Señora X que me miraba con sus ojos azules espantados. “Quizás se trate de la persona que pedía auxilio con las ráfagas de luz”. “¿De veras crees a estas alturas que esa luz la originaba una persona humana?”, contestó Lady X. “Jacques, prepara la cámara. Creo que estamos a punto de tomar una foto que pasará a los anales de los estudios paranormales”.

 

Describiré al tipo que bajaba las escaleras. Era un hombre corpulento de unos 45 años. Calvo. Sus pupilas eran de color amarillo. Nos sonreía a medida que se acercaba a nosotros, dejándonos ver una hilera de dientes afilados. Me recordó por unos instantes a una especie de Kevin Spacey pero en feo, interpretando al malo de Lex Luthor en Superman Returns, pero nada más lejos de mis equívocas impresiones, aquél tipo era muchísimo más diabólico y letal. No puedo evitar creer en la benevolencia de los demás. Algún día me toparé con el Anticristo y creeré que podemos ser buenos amigos. ¿Por qué seré tan ingenuo?

 

Comencé a tirar instantáneas como un loco, poco antes de sentir cómo la mano férrea de aquél monstruo se agarraba a mi cuello. “¿Quién eres?” pregunté. Apretando cada vez más los dedos me respondió desprendiendo un aliento apestoso: “Yo-soy-el-enviado-yo-soy-Luther Blisset”.  Comencé a patalear cuando el monstruo me levantó dos metros por encima del suelo. Tenía serias dificultades para seguir respirando. Por unos segundos me pareció perder de vista a la Señora X.

 

Luther Blisset intentaba morder mi cara, sus dientes afilados se cerraban como cepos envenenados a tan solo dos milímetros de mis ojos. Me resultaba tremendamente difícil esquivar aquellos ataques. Sus manos estrujaron mi cuello todavía más. Aquél ser sobrenatural me elevaba de nuevo un metro más por encima del suelo. Mi cámara de fotos rodó fuera del alcance de mis manos. Sentí el álito apestoso de Blisset en mi cara una vez más.  Me sentía paralizado.

     

Barcelona, ciudad fantasmal (Primera parte)

Barcelona, ciudad fantasmal (Primera parte)

El calentamiento global del planeta va incrementando año tras año. Uno de los factores que hacen que la temperatura de la tierra vaya subiendo un par de grados cada 365 días son los aparatos de aire acondicionado. Tras cada instalación de aire frío se encuentra un aparato infernal que desprende calor para poder refrigerar el interior de los centros comerciales, las cajas de ahorro, las oficinas y el piso del vecino. Sin duda mis vecinos de la escalera destruyen el planeta y perforan cada día un poquito más la capa de ozono, ya que todos se han instalado aire acondicionado en casa este verano. Le hemos puesto una pistola en el culo al planeta Tierra y ninguno de nosotros va a parar hasta que haga “boom”.

 

Me muevo arriba y abajo por la ciudad bajo el sol abrasador sin parar de investigar como una hormiga nerviosa. Desde la Meridiana hasta Pedralbes voy desplegando mi radio de acción junto a la Señora X, que en ocasiones viene a buscarme a mi apartamento en su moto Vespa. Me encanta ir en moto cuando hace tanto calor. Es uno de los pocos placeres veraniegos de los que hago gala este año, acostumbrado a bañarme en el mar a diario e incluso a marcharme de vacaciones a alguna isla exótica los veranos anteriores antes de involucrarme en este caso. Me he prometido a mí mismo que en cuanto me lo permita el trabajo voy a marcharme a Ibiza y quizás no vuelva más.

 

En la montaña de Montjuich había un parque de atracciones que cerraron hace unos ocho años debido a una quiebra de la empresa que lo gestionaba y se encargaba de mantener la puesta a punto de las atracciones. Hoy en día el parque sigue intacto, aunque está abandonado y han crecido hierbajos en el tio-vivo, en los autos de choque  y en la montaña rusa. El sábado por la noche la señora X llegó a casa con un video del parque desmantelado, en el que se apreciaba una luz que se encendía y se apagaba en una de las ventanas de un caserón antiguo del parque que era utilizado para recrear una atracción llamada “El Pasadizo del Terror”.

 

Analizando los intervalos en los cuales se sucedían las ráfagas luminosas, en seguida me di cuenta de que se trataba de una llamada de auxilio en código Morse: S...O...S.. Cogimos la moto y nos acercamos a las tres de la madrugada al abandonado parque de atracciones de Montjuich, con los instrumentos de X para fotografiar fantasmas. Saltamos la valla sin ser vistos, en uno de los lados del Parque donde han crecido las malas hierbas hasta alcanzar una altura tan considerable.  Nadie diría que tras ellas se oculta uno de los principales accesos al recinto abandonado.

 

El sábado por la noche la luna estaba prácticamente en cuarto menguante y soplaba una brisa fresca provinente del mar, justo al lado de esa zona de la ladera donde nos hallábamos. Tanto la montaña del Tibidabo como la Montaña de Montjuich son dos lugares mágicos  repletos de fantasmas y  casas encantadas. La ciudad de Barcelona se encuentra custodiada entre  estas dos montañas que hacen de vigías estelares de los viajeros del Más Allá, que se detienen en la Ciudad Condal para atormentar a sus ciudadanos, para asustarles o prevenirles de que algo horrible está a punto de suceder.

 

La luz comenzó a destellar desde el interior del caserón, pero en esta ocasión desde una ventana diferente a la de la grabación de la Señora X.

                                              S... O... S...      S...O.....S.....

Cuando entramos notamos en seguida que en el interior de la casa los grados descendían respecto al exterior. Teníamos la sensación de que alguien había puesto el aire acondicionado a tope, pero no eso no era posible ya que no había electricidad en todo el parque ni instalaciones de aire acondicionado en el interior de las atracciones. Aquel lugar estaba infestado de fantasmas.

You thrill me deep through your entretela

You thrill me deep through your entretela

El despertador vuelve a sonar a las ocho de la mañana todos los días. La mujer de X, a la que a partir de ahora llamaremos señora X, sigue durmiendo placidamente a mi lado. No puedo cerrar las ventanas de mi cuarto, de lo contrario se convertiría en un lugar asfixiante. La estación primaveral se va desvaneciendo y se filtran los efluvios estivales. El verano pasado se estropeó el aire acondicionado de mi apartamento y todavía no lo he arreglado. Como continúe así, este verano vamos a pasar más calor que en el infierno.

 

Las clases están a punto de finalizar y X continua sin aparecer. Han buscado un substituto para él en la Facultad de Filosofía y no sé qué tipo de explicación le habrán dado a sus alumnos. “Se ha marchado de viaje” o “Se ha quedado atrapado en el interior de una letrina y no puede salir”. En una ocasión investigué el caso de un tipo que se quedó atrapado en una apestosa letrina y murió asfixiado. Una versión menos sofisticada de la cámara de gas de los nazis. Sin ningún tipo de prejuicio sabéis tan bien como yo que a todos nos gustaría meter a alguien dentro.

 

La señora X no me ha explicado demasiadas cosas, pero mi naturaleza de detective me hace observar en ella nuevos aspectos de su personalidad desconocidos hasta ahora. Comienzo a vislumbrar pequeñas puntas de lo que podrían ser  descomunales icebergs, su mirada me penetra como ninguna otra lo había hecho hasta entonces, pero eso no me retiene para seguir conociéndola. Indagar el interior de una mujer es adentrarse en un terreno fascinante y pantanoso y húmedo.

 

Una sobredosis de cine de Yakuzas en los últimos dos días me ayudan ha reestructurar la investigación y a aportar ideas frescas que aplicar en la lucha contra el diabólico Luther Blisset, líder del Movimiento Espiritista y principal sospechoso de la muerte de Seveline. Diana ya se ha transformado en un fantasma por completo. No pudimos salvarla y ahí está, con sus pelos de moribunda y su cara de esquizofrenia congelada para siempre. Atrapada en una letrina apestosa del Más Allá.

 

Los episodios de la serie Samurai Champloo se han alternado en los dos últimos días con La casa de las dagas voladoras (ya la he visto como ocho veces pero la retina de la Señora X era virgen). Adoro la serie de Sinichiro Watanabe, no me había entusiasmado tanto ninguna otra serie de animación japonesa como esta. Las filigranas de la iconografía Samurai, las catanas, los trajes, los paisajes del Japón Feudal me maravillan. Me encantaría cambiar mi Colt del 55 por una espada forjada por un gran maestro. Desearía olvidar toda la mierda que aprendí en la universidad de criminología y entrenarme en el Dojo.

 

No podemos cambiar quiénes somos aunque nos esforcemos por aparentar ser otra persona. Yo no soy ningún samurai. Jamás me enseñaron artes marciales. La aventura de ser uno mismo es un riesgo demasiado comprometido que no todo el mundo es capaz de asumir. 

Investigar acompañado

Investigar acompañado

Lunes, 12 de junio

 

El Chef Asesino me ha retenido algún tiempo en el sótano. La mujer de X sabía de mi paradero, porque le dejé una nota escrita en clave en uno de los postits del despacho de su marido. No ha tenido más remedio que matar al Chef, que darle de su propia medicina. El muy cabrón tenía trozos de carne humana en improvisadas bandejas de cartón, repletas de polvo y pelusa pegada. Realmente asqueroso.

 

Los días que he estado en cautiverio no han sido una pérdida de tiempo, sino al contrario. No sabían hasta que punto podía hacer yo un buen uso de las drogas que me iban suministrando. El fantasma de Diana me persigue, pero es mucho más llevadero cuando comprendes que es alguien que está muerto. Es como un pequeño “clic”. Los muertos no pueden interferir en la vida cotidiana. No pueden porque están debajo de un puñado de tierra.

 

Recuerdo como dejé de tenerle respeto a la mujer de X, que a día de hoy me ha salvado la vida ya dos veces y continua haciéndolo sin que ella lo sepa realmente. En el bar de aquél hotel, junto con su amiga recién llegada de Polonia y con un panorama no demasiado alentador, ella se reía a mi lado y lloraba en el cuarto de baño. Yo no le pregunté nada, pero me ofrecí para llevarla a casa. Sin duda aquella noche no había escogido los zapatos adecuados. Los pies le sangraban.

 

Cuando pasan los días pienso en todos y cada uno de los acontecimientos que van sucediéndose y voy dejando pequeñas notas por los rincones de mi apartamento, para después ir configurando mi diario y que éste acabe siendo algo productivo, que me de objetividad delante de los hechos para arrojar soluciones a mi investigación. A la hora de la verdad, a la hora de plasmar todo eso en el papel no me queda nada más que sensaciones y restos de emociones vividas. Lo ocurrido acaba teniendo poca trascendencia, lo que importa es la emoción que eso te deja.

 

Al subir por la cuerda que me ha tendido la mujer de X a través del agujero, a pesar de tener las manos cortadas, sangrantes y doloridas, he logrado entrar en un estado de abstracción y me he permitido la licencia de tener algunos pensamientos que no me concedería bajo ningún concepto en otra situación. He pensado en cómo sería de agradable agarrarle los pechos a la mujer de X, acariciarlos, lamer ambos pezones. No he podido evitar pensar en lo delicioso que sería reptar por sus muslos, abrirle las piernas en forma de V y arrodillarme delante de ellas.  Lamer sus pies heridos.

 

Llevamos una semana teniendo sexo salvaje cada noche. No sé si es importante para alguno de los dos, no sé cuán significativo es esto ni para ella ni para mí. Lo único que comprendo es que mi vida tiene más sentido de este modo y que los acontecimientos del pasado van perdiendo importancia si uno pierde también el sentimiento que le hacía unirse a ellos.

 

He lanzado un ancla en el océano del tiempo

y en este instante es donde me quedo. 

El arte y la vida. Subidas y bajadas de un detective (2ª Parte)

El arte y la vida. Subidas y bajadas de un detective (2ª Parte)

Jueves 4 de mayo

 

Dice Andrei Tarkovski: “Me interesa aquella persona que ve el sentido de su vida en la lucha contra el mal y que, de ese modo, a lo largo de su vida alcanza en su interior un nivel un poquito más alto. La única alternativa al perfeccionamiento interior es la degradación interior, un camino al que parecen invitarnos nuestra vida cotidiana y el proceso de adaptación a esa vida”.

 

Desde la barandilla Diana y yo nos miramos como si estuviéramos a punto de batirnos en un duelo y me acuerdo de la película Stalker que dirigió el genial cineasta ruso. Comprendo que sólo es posible extraer cosas buenas de la vida sintiéndose incómodo mientras se transita a través de ella. Se trata de la más grande de las paradojas. Un misterio que ya no me dará tiempo a resolver, por lo menos en esta vida.

 

“¿Cómo has logrado volver a este mundo?” le pregunto desde el final de las escaleras. “Continúo en un plano diferente, Jacques. He logrado cruzar el umbral por unos momentos”. Extenuado busco rápidamente en el bolsillo interior de mi chaqueta negra. Me tiemblan las manos, pero saco mi cámara fotográfica y empiezo a tomar instantáneas de la aparición.  Me fijo en ella, y realmente se trata de un fantasma. “Debo avisarte de algo” me dice. “Tienes que volver al puente. Seveline se dejó algo de crucial importancia para el caso no muy cerca de allí” Noto que la llave que le quité al tipo moribundo del pasillo a aumentado de peso en el interior del bolsillo de mi pantalón.

 

“Ahora he de comulgar mi alma si no quiero sufrir más tormentos cuando vuelva con ellos de nuevo”, prosigue Diana con la mirada perdida en un punto infinito, tan fija en mis ojos como parecía que estaba hacía tan solo algunos momentos. Únicamente el  pensar en el mundo de los fantasmas la convierten automáticamente en uno de ellos. Y pide ayuda de forma lastimosa sin saber que nadie espera su regreso, que ella ya murió de la peor forma posible: sin dejar al menos la lápida para tener constancia entre los vivos de su vida, que un día se evaporó.  

 

Viéndola ahí delante tan blanca, tan espectral, hace que yo me sienta como si estuviera ante una falsa representación de lo que un día ella fue. Intento estrecharla entre mis brazos, pero es inútil. Ella es un espectro translúcido e incorpóreo al que no se le puede palpar. Sus pies comienzan a arder desprendiendo una llamarada azul, y su figura en un tiempo angelical se disuelve con ese fuego que sin duda purifica su alma, antes de volver de nuevo al mundo de las sombras.

 

Salgo sudando del caserón de Luther Blisset, jurándome a mí mismo que no volveré a pisarlo nunca más. Si alguien leyera alguna vez mi diario íntimo, me gustaría que llegara a animarse por la reflexión sobre lo específicamente humano y sobre lo eterno que vive dentro de cada uno de nosotros. Pero como ya  apuntaba Andrei Tarkovski, el hombre ignora una y otra vez lo humano y lo eterno, aunque tenga su destino en sus propias manos.

Espero que la capacidad de amar me absuelva de todos mis pecados y me libre de arder en el fuego donde todavía humea la carne declarada de Diana. Ya lo dije hace algún tiempo: este caso huele a chamusquina.

El arte y la vida. Subidas y bajadas de un detective (1ª Parte)

El arte y la vida. Subidas y bajadas de un detective (1ª Parte)

Martes, 2 de mayo 

El gran maestro Andrei Tarkovski dejó escrito en sus memorias importantes reflexiones acerca del arte, y propuso nuevas e innovadoras vías para desarrollar la narración cinematográfica y el modo de estructurar las escenas dentro de una película. Me acuerdo de Tarkovski mientras continúo tras la pista del pobre X, secuestrado por los esbirros de Luther Blisset durante una fatídica noche de finales de abril mientras en mi cabeza se sucedían imágenes de un sueño, que bien podría haberle servido de material sensible al gran maestro ruso para alguno de sus filmes.

“La llamada tarea creadora se convierte en una rara actividad de excéntricos, que buscan tan sólo la justificación del valor singular de su egocéntrica actividad”, dice Tarkovski. Aquí reside uno de los pequeños males de nuestro tiempo, y que en cierto modo se está convirtiendo en un estigma para los que disfrutamos del arte con mayúsculas, a pesar de que ello implique que tengamos que mirar al abismo cada vez y aguantar al mismo tiempo como éste nos devuelve su mirada devoradora desde las oscuras profundidades. 

Ciertas formas de individualismo, como el que profusa Blisset cuando realiza sus locos rituales, envenenan círculos en los que transitan  buenas ideas y que a su vez son un terreno fértil para el desarrollo de los sentidos. Mi gusto estético irremediablemente se haya dañado, y me pregunto si no será de mal gusto continuar persiguiendo a tamaña sabandija. La mujer de X está todavía muy alterada, pero la comprendo en cierto modo y me alegraría que su marido apareciese sano y salvo. Yo seguramente no podré continuar interpretando correctamente los indicios que van surgiendo en este maldito caso sin su ayuda.

Volví solo a la antigua casa de Blisset, el caserón abandonado de la carretera de Castelldefels que seguía todavía en pie, a pesar de estar tan podrido que está a punto de venirse abajo por sí solo. Estaba anocheciendo cuando llegué, así que encendí la linterna y me colé por una ventana rota. El interior olía a polvo y humedad, apestaba a rancio. Intenté bajar de nuevo al sótano donde tuve el encuentro con el gato días antes, pero la puerta estaba cerrada. Recorrí el pasillo del segundo piso. Algunas puertas de las habitaciones estaban entreabiertas y dejaban pasar la luz de la luna llena que iba iluminando mis pasos por encima de la crujiente madera.  

Apagué la linterna y continué avanzando. Al fondo del pasillo deslumbré una figura humana, de alguien que estaba sentado contra la pared en una de las esquinas del corredor. A medida que mis ojos se fueron acostumbrando a la luz vi perfectamente que se trataba de un hombre corpulento, que parecía dormido. Veía como su pecho se contorsionaba lentamente al ritmo de su respiración. Sus ojos estaban cerrados.

Tener ciertos conocimientos en medicina y anatomía me ayudan a darme cuenta de cosas como esa. A aquél tipo lo habían drogado fuertemente y lo habían dejado ahí horas antes. Seguramente aquél pobre diablo no sabría ni como había podido llegar hasta allí cuando despertara. A menudo yo también me pregunto cómo demonios he llegado yo mismo al punto en el que me encuentro, y no logro atar los cabos que me resuelvan esta situación.  

Inspeccioné los bolsillos de aquél tipo, registré su cartera. Me percaté de un pequeño bulto que sobresalía de su camisa y descubrí que llevaba una cadena en el cuello de la cual pendía una llave alargada. Arranqué el colgante y me lo guardé en el bolsillo interior de mi chaqueta. Decidí que había hecho un gran descubrimiento y que ya era hora de largarse antes de que aquél desconocido se despertara. Me dirigí a la puerta de salida.

En ese instante, cuando me disponía salir de allí, la puerta se abrió lentamente. En el suelo del hall se reflejó la sombra de una mujer, que permanecía de pie en la entrada. Aguanté la respiración y aguardé escondido entre la penumbra del pasillo del piso superior, desde el que podía ver perfectamente aquella silueta femenina. La mujer dio un par de pasos y entró en la casa. Ella miró hacia arriba. Yo dirigí mi mirada hacia abajo. Establecimos contacto visual en medio de la oscuridad. De algún modo sabía que yo estaba allí escondido.

No fue difícil reconocer aquél rostro. Se trataba de Diana, que  había vuelto de entre los muertos.

 

Because you're young

Because you're young

 Miércoles 26 de abril

Cuando me pongo a pensar en las vueltas que he dado para llegar hasta aquí, de los lobos que han asaltado mi diligencia durante el camino y del valioso equipaje que he perdido, extraigo conclusiones que se suceden una detrás de la otra de forma luminosa, emitiendo una luz tan clara que despeja el camino de los perros rabiosos que sin duda siguen ahí al acecho. Veo con mayor claridad las malas intenciones que se ocultan detrás de cada investigación y las vías por las que el Mal desplegará sus tentáculos. Para acabar con ello tan sólo necesito tres cosas: una sierra, una pala y un martillo.

 “¿Por qué esas tres herramientas?”, quizás os preguntaréis. El martillo lo tengo reservado para mi encuentro con Luther Blisset. Machacarle la cabeza para mí se está convirtiendo en algo primordial. La sierra me servirá para cortarlo en trocitos y con la ayuda de la pala lo enterraré en una tumba no muy profunda cerca de algún estercolero. Las ratas no tardarán en encontrarlo. Ellas harán el resto del trabajo. Los malos son muy malos pero ya no pueden ser ninguna otra cosa. Pobre Luther Blisset… no me gustaría estar en su piel.  

La mujer de X se quedó algo conmocionada cuando le hablé de la desaparición de su marido. No puedo hacer nada por ella, pero durante nuestra conversación he tenido un presentimiento doble. El primero ha sido que en cuanto finalizase nuestra charla ella se arrancaría en un llanto lamentable y desesperado. Mi segunda presunción ha sido motivada por esta primera pesquisa: ella no va a poder volver a querer de verdad nunca a nadie más que no sea X. Al cabo de tres minutos tras haber colgado el teléfono la he vuelto a llamar. No ha contestado porque evidentemente estaba llorando.

Manos a la obra. Si antes tenía poco tiempo ahora me queda muchísimo menos. Me he puesto ha hacer guardia en el piso de X toda la noche. Aguardando en el interior del armario empotrado de su habitación, a través de la penumbra y con la puerta corredera medio abierta he tenido un ángulo de visión bastante interesante. Me he ubicado en una posición poco visible para cualquiera que entrase por la puerta principal o alguna de las ventanas. Ha sido a las cuatro y media de la madrugada, hora en la que se registran más suicidios en las grandes ciudades, cuando la puerta se ha abierto y dos individuos vestidos de negro  han entrado sigilosamente en el apartamento.  
 

He observado como ambos inspeccionaban los cajones de X de forma rápida, precisa y silenciosa. Buscaban algo que sin duda no pudieron encontrar la noche anterior mientras degollaban a los gatos negros. ¿Qué escondería X en su casa? ¿Por qué no me había comentado que estaba en peligro? Posiblemente ni él mismo pensaba que le pudiera pasar algo así. Ya lo dije en otra ocasión: uno puede tener los ojos vendados y no ver nada.
 
Los dos tipos han estado prácticamente una media hora fisgando entre las cosas de X. He visto como han cogido las carpetas donde se encuentran las fotos de los fantasmas y algunas pistas que tenemos sobre el caso de la pequeña Seveline. Ellos saben que intentamos descubrir al causante de la muerte de la niña, pero me pregunto hasta dónde tendrán conocimiento al respecto de mi relación con Diana. Salgo del piso sin que me vean y les aguardo abajo, en el portal. Mi plan se desarrolla tal y lo esperado. Las personas a las cuales Blisset les ha lavado el cerebro realmente entran en un estado de estupidez inmediata, se vuelven sumisos al servicio de un hombre con la mente de un chimpancé. 
 
Les he seguido en taxi muy de cerca, hasta un portal de la Barceloneta donde sin duda se oculta un foco importante del movimiento Espiritista. Justo cuando me estaba apuntando el número de la calle, del portal y la matricula de la furgoneta de esos tipos, mi teléfono ha sonado. Era la mujer de X: “Jacques me voy a volver loca si no aparece, quiero ayudarte a encontrarlo. Estoy completamente desesperada. Le amo”. No suele ocurrirme a diario, pero en ocasiones no hace falta que compruebe mis hipótesis.

Mientras atravieso mundos de ficción, la realidad continua haciendo el trabajo por sí misma.

La gestación del Mal

La gestación del Mal

24 de abril

Desde el accidente me he quedado sin coche y he de moverme en tranvías y taxis por la gran ciudad. Tras imprimir algunas copias de mi descubrimiento en la fotografía de Seveline con sus padres, me preparé un café negro profundo y comí algo de fruta. Ya había amanecido y el tiempo apremiaba. No podía perder el tiempo en reconciliar el sueño, así que salí a la calle y tome un par de tranvías para llegar a Poble Nou en busca de X. Necesitaba  urgentemente una segunda opinión de aquella imagen fantasmal. 

Caminé hasta el portal dónde él vivía, lo recordaba de la vez que vinimos a buscar las herramientas de trabajo para fotografiar al fantasma de Can Mata. Me resultaba extraño que nadie contestara al interfono. Eran las siete de la mañana y X no daba clase en la Universidad hasta las once. Tuve un mal presentimiento. Una anciana que volvía de comprar el pan me abrió el portal y subí hasta la séptima planta a picar personalmente. Mucho antes de llegar a su rellano ya me di cuenta de que la cerradura de su apartamento había sido forzada.

Con la ayuda de un clip doblado abrí fácilmente la puerta. En el piso de X olía a aceite quemado y a flores secas. En biología se obtiene información del comportamiento celular bajo unas reglas muy sencillas: formulación de una hipótesis, comprobación de la misma y extracción de conclusiones. El valor de las pistas, de mis pequeños terrores diarios, se hicieron afines al descubrimiento al que me enfrentaba en aquellos momentos. Luther Blisset había dejado los restos de un rito sangriento en el piso de X en el cual se habían degollado diecisiete gatos negros.  

Entre la sangre reseca  del suelo habían restos de hojas de periódico, de flores resecas y de tierra. Un grupo del movimiento Espiritista había realizado una reunión en el piso de X seguramente con él mismo dentro, amordazado. Tomé muestras de la sangre del suelo y del sofá. Recogí algo de tierra en una bolsa y llamé a la policía. No tardaron en llegar varios agentes y dos forenses. Dijeron que la sangre tan sólo era de los gatos degollados, no se presenciaban restos de sangre humana. Recogieron a los animales mutilados en bolsas de plástico y se los llevaron al laboratorio para analizarlos.

El Mal nos golpea, ha descubierto que vamos tras él. El caso se me retuerce por dentro. Me consuelo pensando que cuando encuentre a X seguramente hayamos obtenido información esencial para acabar con Luther Blisset. Sé que X no está muerto. Sin duda lo mantienen encerrado en algún oscuro rincón subterráneo de Barcelona. No puedo centrarme en nada más que no sea buscarlo, pero ahora las fuerzas me abandonan y después de estar dos días seguidos sin dormir empiezo a entrar en un estado parecido al de la narcolepsia.     

¿A quién le explico yo lo que ha ocurrido? ¿Tendría X algún otro pariente en la ciudad al margen de su mujer? ¿No me habló en una ocasión de algún hermano? ¿Qué sabía yo en realidad de su vida privada? ¿Dónde viviría su mujer tras la separación? Recuerdo que conservaba el teléfono móvil de ella en una tarjeta. Llamarla me comprometía a convertirme en un portador de malas noticias para una mujer desconocida, algo que iba absolutamente en contra de mis principios personales.

Pero no tenía otra opción. Marqué el número y tragué saliva. Los ojos se me cerraban. Seguir lo que dicta la moral no le exime a nadie de mostrarse a los demás con una percepción equivocada de sí mismo.

Juegos infantiles

Juegos infantiles

 

Lunes, 17 de abril

He tenido un sueño lúcido en el que aparecía Seveline jugando al parchís. En el sueño, me he sentado en el sofá, he dejado el sombrero encima de una de las sillas de madera carcomida y me he puesto a fumar. Seveline ha cambiado de juego, ahora ya no tenía el parchís sino el dominó, y colocaba en pie las fichas una al lado de otra en una disposición serpenteante. Han picado a la puerta de su casa y cuando la pequeña se ha levantado para abrir, las piezas se han desparramado por todo el suelo del salón siguiendo el dogmatismo catastrófico de las reacciones en cadena.

Desde mi posición privilegiada, veía como Seveline le abría la puerta a otro niño, prácticamente de su misma edad, quizás se tratase de su vecino. Juntos se ponían a jugar con el dominó pero enseguida el recién llegado extraía una baraja de cartas de uno de los bolsillos abultados de su pantalón de pana. El niño barajaba las cartas con suma profesionalidad, manteniendo una expresión hierática en el rostro, como si su sonrisa se hubiera congelado de repente. El chaval le hacía una indicación a Seveline sobre la baraja de cartas. Ella se inclinaba por encima del mazo y  lo cortaba en dos montones de proporciones casi idénticas. 

Cuando me he dado cuenta de que la baraja de cartas correspondía a la del Tarot y no a un inocente juego infantil, un escalofrío me ha recorrido la espalda. El niño ha comenzado a leerle el futuro a Seveline. “No llegarás a la edad adulta” ha dicho. “Siempre serás una niña. Una niña eterna”. Trago saliva angustiado pero no intervengo en la escena. Por un segundo he podido percibir que la habitación está iluminada con la luz peculiar que tienen todos mis sueños, así que me mantengo al margen, observando. ¿Será este sueño especialmente revelador? 

“Vivirás siempre cerca de los árboles, y podrás bañarte en el río en las noches de luna llena” continuaba diciendo el niño. Seveline escuchaba en silencio, atenta, con los ojos abiertos como platos. “Siempre te creerás protegida por una señora a la que considerarás tu madre, pero no lo es en realidad. No confíes en ella”. He sacado mi diario en mitad del sueño y he escrito todo cuánto sucedía. Entonces el niño se ha levantado y se ha dirigido hacia mi. Ha colocado su mano en mi frente, con la misma expresión en los ojos, y me ha dicho: “La respuesta a este misterio se escribe en tu diario” 
 

Estoy intranquilo porque desde hace una semana X no llama y siempre tiene el teléfono fuera de servicio. No me atrevo a preguntarle nada a su mujer, puesto que la relación sentimental de ambos se haya en un punto crítico, aunque yo confío en que tendrá un desenlace feliz. Analizo yo solo el sueño y vuelvo a revisar las fotos que tengo de la pequeña Seveline. Hacia las tres de la mañana, he descubierto algo en una de las fotos que se me había pasado por alto. En una instantánea en la que aparece la niña con sus padres, algo sobresale del bolsillo de la camisa azul de su madre.

He agarrado la lupa y al colocarla sobre el pecho de la mujer he visto perfectamente una carta de tarot. La imagen está algo borrosa, pero tras escanearla y ampliarla en el ordenador he podido reafirmar mi hipótesis. Una carta de tarot con la figura de la rueda de la fortuna inscrita en ella. ¿Qué demonios significa esto? Me quedo en silencio un rato largo, medio paralizado. Mis conclusiones en el plano sobrenatural siempre suelen ser erróneas, es X el auténtico experto. Vuelvo a llamarle y de nuevo no obtengo respuesta. Está pasando algo raro.

 

Ponga una sirena en su acuario

Ponga una sirena en su acuario

Viernes 7 de abril

De nuevo, sin la ayuda de X me sentiría aún más perdido. Sus averiguaciones al margen de mi estado convaleciente han sido magníficas. Ha localizado numerosas viviendas con claros signos de haberse practicado brujería o artes oscuras en el interior de ellas. Barcelona está plagada de estos pequeños templos encantados, algunos en el Eixample, otros en el Barrio Gótico, y muchos de ellos en  el extrarradio de la cosmópolis. Su intención es fotografiar con su cámara de infrarrojos cualquier posible aparición. Ha llevado siempre encima el magnetófono y los micrófonos especiales. Algunos sonidos que me ha traído son espeluznantes.   

Hemos arrojado un poco de luz a la investigación. De algún modo, todos estos lugares malditos se relacionan de alguna forma u otra con Luther Blisset. Sospechamos que la pequeña Seveline fue asesinada en el interior de una casa, y no en medio del bosque donde fue hallado su pequeño cuerpecito. Deberíamos habernos acercado a esta hipótesis muchísimo antes. No es que ya sea demasiado tarde, pero quizás tendríamos más variables a considerar a estas alturas.

 Las heridas del accidente están cicatrizando a gran velocidad. Las molestias del brazo han disminuido considerablemente, y ya incluso puedo manipular instrumentos del laboratorio que requieren una destreza especial, como las pinzas o el microscopio. Me he pasado prácticamente toda la semana metido en casa, he recibido llamadas de Lulú, de Parálisis Permanente, y como no, de mi vieja amiga Esther. Las tres quieren verme cuanto antes pero no tengo tiempo para ellas. Mi cabeza se encuentra en pleno proceso de ebullición, y aunque el sexo es una medicina para el sofocamiento del intelecto, prefiero mantenerme alejado de momento de tan dulces sirenas cuyo canto podrían hacerme perder el juicio por completo.